Libros / De las redes sociales al libro de papel
Susana y Elvira, ejemplo de nuevas narrativas en la era moderna.
Si usted es un joven lector, que se enmarca dentro de los llamados ‘millenials’ o quizás pertenece a una generación cercana a estos, es posible que le suene familiar el nombre de Susana y Elvira. Pero si usted se siente un poco desubicado al oír hablar de este par de mujeres, no es raro que se trate de otro de los síntomas de estar volviéndose viejo.
Susana y Elvira es un claro ejemplo de cómo el contenido dialoga hoy con las personas a través de diferentes formatos. Ya no están únicamente los canales tradicionales, como la prensa, la radio, la televisión y el libro impreso. Con la llegada a la vida cotidiana de la gente de YouTube, Facebook y Twitter, entre otros, el contenido se adecúa con rapidez a nuevos escenarios.
Uno de los casos que permite ilustrar este fenómeno, es el de Susana y Elvira, que fue tema de análisis de la industria editorial durante sus sesiones de jornadas profesionales en la pasada Feria Internacional del Libro de Bogotá. Allí, el mundo de la publicación impresa analizó la manera de capitalizar la experiencia de las redes sociales a la hora de crear contenidos para los formatos impresos.
Detrás del fenómeno de Susana y Elvira están dos mujeres bogotanas que no responden a esos nombres: la periodista María Fernanda Moreno y la literata Marcela Peláez. Y su idea comenzó como un proyecto divertido que se les ocurrió, luego de sus trabajos, para abordar temas femeninos.
Hoy, son la cabeza de una agencia de contenidos desde la cual administran y crean el material para Facebook –con más de 51.000 seguidores– para sus más de 43 mil suscriptores en YouTube, 56 mil seguidores en Twitter y los centenares de visitantes de su blog. A esto, se unen los libros Consejos viscerales para casos reales (e-book), Lo entendimos todo mal y Con fecha de vencimiento, recién publicado.
Para el peruano Sergio Vilela, director de e-books para América Latina de Planeta, estas creadoras encontraron la veta de hablar de los temas que les preocupan a las mujeres hoy. Y no propiamente a aquellas que leen revistas del corazón, sino a las jóvenes ejecutivas del mundo contemporáneo.
“Ese fue parte del éxito y es lo que vimos que como contenido no existía en papel. Sin embargo, todos los formatos en los que ellas trabajaban eran de corta duración. Entonces, el libro fue un ejercicio en el que había que poner mucho contenido con más extensión. En ese sentido, el libro aquí funciona como un punto de llegada”, agrega Vilela.
“Nosotras somos de una generación en la que el libro es el punto máximo –comenta Moreno–. Y cuando Marcela y yo nos preguntábamos para dónde iba todo esto, sabíamos que queríamos publicar un libro en algún momento. Por eso cuando nos llamó la editorial fue una alegría muy grande”.
‘El contenido es el rey’
Susana y Elvira saltó a la fama desde un blog en el que se presentaba como “dos mujeres que, como todas, han tenido experiencias bellas y amargas. En todo. Resiliencia, miedo y un poquito de claridad son tres cosas que hoy saben que pueden ir juntas cuando de enfrentar la vida a los 30 se trata”.
“Llevamos quince años creando contenido digital y nos hemos especializado en crear contenidos a través de plataformas. Sabemos que tenemos que traducir los contenidos y que una cosa no se puede parecer a la otra, porque en efecto el contenido es el rey, el que te dicta todo lo demás”, agrega Moreno.
Al hablar de los tipos de contenidos que ellas hacen, Peláez explica que “el blog es más de corte editorial, mientras que Twitter registra el instante, lo que se nos ocurre durante el día, y Facebook nos permite promocionar los otros canales”.
Pero, sin duda, uno de los retos más interesantes fue el salto al libro impreso, que les exigió una mayor preparación del contenido, y que denota los cambios y desafíos que se vienen dando, además, en el mundo editorial.
“De allí que el proyecto editorial que queríamos sacar fuera diferente. Entonces, por ejemplo, creamos un libro digital que sería diferente al físico y todo se uniría a través de videos, enlaces y juegos, en la página web”, explica Andrés Ossa, gerente de negocios digitales de la editorial Planeta.
“Ahí tratamos de hacer algo que perdurara más en el tiempo, totalmente nuevo. No tuvimos que traducir el contenido de las otras plataformas, porque cuando tú tratas de adaptar un contenido a otro formato no funciona”, explica Moreno.
Peláez complementa que, por venir del mundo digital, la manera como está estructurado y escrito el libro también fue muy pensada. En ese sentido, se destacan las ideas y los párrafos cortos.
Del editor pasivo al proactivo Vilela también resalta que este nuevo entorno ha generado un cambio en la dinámica tradicional de un editor. “Antes el editor era pasivo y esperaba a que le llegaran los manuscritos, se los leía, descubría algo y marcaba un canon. Durante siglos ha sido así su trabajo. Ahora estamos ante un editor proactivo, que no solo continúa con su trabajo tradicional, sino que sale a buscar contenidos y va detectando oportunidades de públicos e intereses”.
El siguiente proceso es definir los canales por los que irá el contenido. En este punto el escritor es clave porque conoce muy bien el público que le habla por los diferentes formatos.
En todo este nuevo proceso Ossa destaca también la idea de la edición total. “Esta no solo incluye hacer el libro digital o impreso sino la parte de comunicación y marketing y el de diseño y titulación”, anota, de cara al denominado lector 3.0, ese que está muy informado, que ya no come entero.
Para Vilela, la gran revolución está vinculada a cómo antes un contenido llegaba a un público que lo recibía y solo tenía contacto de retroalimentación o por parte de la crítica o cuando los lectores se encontraban con el autor en algúnespacio público.
¿Hacia dónde se mueve el futuro? Es algo que todavía no está muy claro. “Hoy te encuentras que, por ejemplo, el Kindle te dice que en la página 54 un determinado porcentaje de lectores abandonó una novela. Uno como editor, antes, se sentaba con el autor y le recomendaba que en determinados lugares se sentían baches en los arcos dramáticos. El autor podía decir: ‘es mi libro y no te metas’, o negociar”, dice el experto peruano.
“Nosotros nunca hemos trabajado con rating, como la televisión, pero ahora tenemos el acceso a la red de información del consumidor del contenido de manera inmediata. Y eso creo que marca para los creadores de contenido nuevas dinámicas que vamos a aprender y a tener que descubrir. Yo me pregunto: ‘¿qué va a pasar cuando tengamos toda esa big data procesada y podamos ver todo el contenido en el mapa global?’. Esto plantea un reto en la nueva dinámica entre el editor y el escritor. Y ahí entrará en juego qué es más importante: la visión del creador o la retroalimentación de la audiencia. ¿Qué tanto caso hay que hacerle al público? ¿Hay que apostar como editores o ir a lo que tiene un éxito garantizado?”, se pregunta Vilela.
Lo único claro de todo este panorama es el valor del contenido. Y la manera creativa como se use se vuelve un elemento de doble vía, que, al igual que Susana y Elvira, se ha convertido en fenómeno de masas, del que la publicidad tampoco ha sido ajena. Así lo reflejan contenidos para redes de reconocidas marcas comerciales de cervezas, carros o almacenes por departamentos, que arrastran a miles de personas.
Tomado del http://www.eltiempo.com/lecturas-dominicales/de-las-redes-sociales-al-libro-de-papel/16615620